MARY CIELO: DARSE A TRAVÉS DE LA PINTURA
Por Juan B. Juárez
En las descripciones de la naturaleza y del clima de la región tropical de América Latina es usual encontrar una serie de adjetivos cuya facilidad y felicidad ha sido objeto de un abuso que los ha convertido en meros lugares comunes de la retórica de la publicidad y el turismo: exuberante, asombrosa, sensual, voluptuosa, desmesurada, tórrida, exótica, intensa, resplandeciente bajo el sol sin atenuantes que la sumerge en zonas de luz líquida en las que reverberan los colores incandescentes y las formas retorcidas de las aves y la vegetación, metáforas de la materia ígnea que corre por sus venas profundas y que estalla con la misma violencia en el fulgor de una fruta que en la erupción de un volcán.
La pintura de Mary Cielo Sierra también se deja describir con esos términos, con la diferencia esencial de que, aplicadas a sus cuadros, las palabras recuperan su vitalidad lingüística y su pertinencia en relación con la verdad. Y es que la pintura de Mary Cielo no es descriptiva ni mucho menos adjetiva sino que, en un sentido profundo, es tan real y verdadera como los personajes y las frutas que habitan y florecen en sus cuadros.
Menos obvio es el carácter celebratorio de su pintura, que explica la exaltación cromática y la desmesura espacial con los que Mary Cielo desarrolla temas que en sí mismos son parte de la cotidianidad de estas latitudes, pero que realizados con una actitud jubilosa y ritual no sólo evidencian una intensa relación con la naturaleza sino también contagian la alegría primigenia que se desprende de esa relación experimentada vivencialmente. Pero hay algo más, la actitud con la que Mary Cielo realiza su trabajo creativo recupera, además de la verdad de las palabras y el resplandor de la naturaleza, un rasgo cultural propio de los pueblos latinoamericanos que, aunque dejado de lado en estos tiempos de capitalismo salvaje, define profundamente nuestra identidad idiosincrática e histórica y que es la actitud de mostrar con orgullo y compartir con generosidad la riqueza de nuestra naturaleza y nuestra cultura.
Guatemala, marzo de 2011
Juan B. Juárez. Guatemala
Juan B. Juarez, Crítico de Arte y Artista Plástico, tiene estudios en Filosofía y Literatura Universidad Rafael Landivar.
Publicaciones: Pintura Viva de Guatemala 1984, Carlos Mérida 1992, artículos y ensayos sobre Arte y Literatura en revistas, periódicos y catálogos en Centro América.
En las descripciones de la naturaleza y del clima de la región tropical de América Latina es usual encontrar una serie de adjetivos cuya facilidad y felicidad ha sido objeto de un abuso que los ha convertido en meros lugares comunes de la retórica de la publicidad y el turismo: exuberante, asombrosa, sensual, voluptuosa, desmesurada, tórrida, exótica, intensa, resplandeciente bajo el sol sin atenuantes que la sumerge en zonas de luz líquida en las que reverberan los colores incandescentes y las formas retorcidas de las aves y la vegetación, metáforas de la materia ígnea que corre por sus venas profundas y que estalla con la misma violencia en el fulgor de una fruta que en la erupción de un volcán.
La pintura de Mary Cielo Sierra también se deja describir con esos términos, con la diferencia esencial de que, aplicadas a sus cuadros, las palabras recuperan su vitalidad lingüística y su pertinencia en relación con la verdad. Y es que la pintura de Mary Cielo no es descriptiva ni mucho menos adjetiva sino que, en un sentido profundo, es tan real y verdadera como los personajes y las frutas que habitan y florecen en sus cuadros.
Menos obvio es el carácter celebratorio de su pintura, que explica la exaltación cromática y la desmesura espacial con los que Mary Cielo desarrolla temas que en sí mismos son parte de la cotidianidad de estas latitudes, pero que realizados con una actitud jubilosa y ritual no sólo evidencian una intensa relación con la naturaleza sino también contagian la alegría primigenia que se desprende de esa relación experimentada vivencialmente. Pero hay algo más, la actitud con la que Mary Cielo realiza su trabajo creativo recupera, además de la verdad de las palabras y el resplandor de la naturaleza, un rasgo cultural propio de los pueblos latinoamericanos que, aunque dejado de lado en estos tiempos de capitalismo salvaje, define profundamente nuestra identidad idiosincrática e histórica y que es la actitud de mostrar con orgullo y compartir con generosidad la riqueza de nuestra naturaleza y nuestra cultura.
Guatemala, marzo de 2011
Juan B. Juárez. Guatemala
Juan B. Juarez, Crítico de Arte y Artista Plástico, tiene estudios en Filosofía y Literatura Universidad Rafael Landivar.
Publicaciones: Pintura Viva de Guatemala 1984, Carlos Mérida 1992, artículos y ensayos sobre Arte y Literatura en revistas, periódicos y catálogos en Centro América.
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Comentarios
"En el arte como en la vida hay caminos que recorrer, Mary Cielo camina por el espacio del color y los contrastes, rindiendo un homenaje a la naturaleza que vive y en la cual desemboca de forma apreciativa cuestionamientos trascendentales que conllevan a una riqueza cromática de gran intensidad".
Michael Cadena
Director Cultural
Centro Cultural Colombo Americano. Cali.
REFLEXIONES por Alberto Salom
REFLEXIONES
El mundo del arte actual es un mercado persa en que tienen cabida las más diversas y contrapuestas posturas e imposturas, donde campean los estrategas del mercadeo, los bromistas brillantes y los críticos mordaces, los espíritus más trágicos y los más frívolos, las elaboraciones más dispendiosas y detalladas al lado de los trazos más rápidos y simples, imágenes cargadas de referentes, piezas casi indestructibles, objetos efímeros al mas corto plazo junto a propuestas conceptuales sin soporte material. Los caminos de la plástica resultan incontables.
Para el observador, ajeno al quehacer pictórico, puede resultar confuso este panorama. En el diluvio de imágenes que caracteriza la vida contemporánea, el ojo está sometido a una andanada continua de difícil digestión. Configuraciones de toda índole disputan su atención: las del discurrir de la experiencia directa, el vértigo de particularismos que constituyen la vida de los otros y la metástasis publicitaria con sus zancadillas subliminales. El ojo trae consigo todo este lastre cuando miramos una pintura. Y si, por fortuna, es un ojo educado (conocedor de la historia) le queda poco menos que imposible no remitirse al camino recorrido por los maestros del pasado.
En este contexto, Mary Cielo Sierra propone sus bodegones. Los elementos son frutas del trópico americano: uchuvas, lulos, chontaduros, tomates de árbol, granadillas, curubas, papayas. Frutos locales.
De los Andes a la Orinoquía, del Caribe hasta Yucatán, por la ladera pacífica hasta el Perú. (El Barón Von Humbolt y José Celestino Mutis respiraron este mismo aire, sus ojos y sus manos registraron estas mismas formas.) El medio es la pintura al óleo: amarillos, anaranjados, rojos, violetas, tierras, verdes, azules. Colores vibrátiles que llenan grandes porciones del cuadro con la piel de estas frutas miradas de cerca. Las composiciones son escuetas, sin distractores que resten intensidad a la relación de unas frutas con otras. El ojo se deleita en la exaltación y el espíritu agradece este ejercicio laudatorio con la Tierra.
De esta exaltación y este agradecimiento es que tratan todos los bodegones que instruyen el ojo del pintor. Las cestas de fruta de Caravaggio o los limones y membrillos de Zurbarán o las repletas alacenas flamencas simbolizan la gratitud por lo que se tiene. En esta tradición se inscribe la obra de Mary Cielo Sierra. Dos tomates de árbol que se apoyan uno a otro, una uchuva que se recuesta contra un chontaduro, un lulo y una granadilla que se miran, nos recuerdan emociones difíciles de explicar, resonancias que están un poco más allá de donde termina el reino de la palabra.
Alberto Salom.
Artista.
DEL HACER ARTÍSTICO por Diego Ochoa
DEL HACER ARTISTICO
Indagar por la significación del arte en una obra solo nos lleva a una comprensión conceptual adecuada si estamos de acuerdo con Goethe y Schiller; lo simbólico no solo remite al significado, sino que lo hace estar presente; representa el significado.
En este orden de ideas la obra en cuanto objetivo intencional de un esfuerzo regulado, queda libre como lo que es, emancipada del hacer que la produjo.
Este hacer, esta circularidad, este encadenamiento entre acción y experiencia es realmente la construcción de un artista y de una obra significativa.
Esta parece ser la senda escogida por Mary Cielo quien a través de largos años de constancia en el hacer pictórico ha venido configurando un lenguaje en transición hacia la abstracción ya que su colorida paleta vertida en manchas o facetas sobre la tela nos remiten a un temprano Cezanne, pero esta vez con una mirada enigmática a los frutos y flores de esta lujuriosa y siempre viva naturaleza tropical.
Diego Ochoa Sanclemente.
Artista Plástico.
Luz Líquida.
“Mary Cielo es una constructora de formas sensuales que son percibidas objetivamente. La sensación táctil de sus monumentales composiciones bañadas por esa luz líquida del trópico, tan cara a Hemingway, totalmente asimiladas en una seriación de volúmenes geométricos muy simples, que por el mero hecho de su presencia, introducen en el ámbito físico en que se encuentran, un principio ordenador, confiriendo a esta conjunción de lo imaginario y materialidad una original experiencia estética.
Diego Ochoa Sanclemente.
"Nada mas grato a los ojos, la nariz y la boca que una fruta madura y fresca. Tal vez por ello la pintora Mary Cielo Sierra ha encontrado en los frutos de la naturaleza la excusa perfecta para expresar su espíritu festivo y su interés por el color y las formas.
.......con sus bodegones Mary Cielo quiere expresar la alegría del espíritu mediante amarillos, anaranjados, rojos, violetas, tonos tierras, verdes y azules, que dominan la preferencia de su paleta: "Busco en mi pintura un carácter de fiesta, de goce visual que enamore al espectador con el color intenso y lo haga vibrar"., dijo. Además de la intensidad del color, la artista resalta las texturas de las frutas y el juego visual que ofrece la luz sobre ellas".
Alvaro Gartner
Revista Gaceta. Diario El País. Cali